CAPÍTULO 2: EL HOMBRE DE LA TÚNICA GRIS.
Pasaron dos años cuando Kai y ella regresaban a casa y vieron a un grupo de niñas jugar, Dana se acercó para preguntar a ver si podía jugar. Las niñas sin piedad la hicieron creer que la dejaban, para luego humillarla, por hablar sola, hasta el punto de tirarla piedras sin piedad hasta no perderla de vista. Después de esto, Dana se pensó si le merecía la pena seguir siendo amiga de Kai, porque sabía que la gente la llamaban bruja, loca y que hablaban mal de ella. Kai veía esto y sabía que tenía que seguir a su lado en este momento difícil. Ese año fue el peor, a parte del tiempo, que les perjudicaba en todas las estaciones, fue la pérdida de tres personas de su familia. Un día cuando Dana y Kai fueron a por el poco agua que quedaba, debido a la sequía, en el pozo, un hombre de túnica gris y viejo, le preguntó a Dana el camino a la ciudad. Cuando Dana se dio la vuelta para colocar bien el cubo de agua, el señor de la túnica se quedo mirando fijamente al punto donde se encontraba Kai, volvió a mirar a Dana y le dijo que hoy llovería, Dana miró al cielo y no vio ninguna nube, él se marchó. Dana y Kai se quedaron sorprendidos y dejaron apartado ese tema, hasta que esa noche llovió.
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