CAPITULO 3: LA TORRE.
Un día que Dana volvía de jugar con Kai, vio que la casa estaba cerrada, dos caballos blancos en la puerta, y sus dos hermanos menores fuera. Rodeó la casa hasta que encontró una ventana por la que escuchó una voz desconocida, la de sus hermanos, y la de sus padres. Dana, ya había escuchado esa voz desconocida, era el hombre de la túnica gris, estaba hablando con los padres de Dana de llevársela a algún sitio, Dana perpleja de lo escuchado salió corriendo hacía el granero, su madre al enterarse que Dana había escuchado la conversación, salió corriendo tras ella, y le explicó que sería lo mejor, y la dio un medallón, de una luna con una estrella que había pasado de generación en generación desde su tatarabuela. Dana preparó la maleta, se despidió de su familia, y se montó en uno de los caballos blancos del hombre de la túnica gris ya que él le había regalado uno de ellos, ella le puso de nombre Lunaestrella, por el medallón. Dana no se había olvidado de Kai, y se bajo del caballo, dijo que se le había olvidado una cosa y fue a buscarle, en el momento que le encontró, entró el hombre de la túnica, miró a Kai y le dijo: “Tu también puedes venir”. Dana le dio las gracias y partieron, los tres.
A mitad del viaje, Dana le preguntó el nombre al hombre de la túnica gris, le dijo que le llamase Maestro. Fue un viaje largo, sin dirigirse la palabra, durmiendo poco en posadas de distintos pueblos, hasta que un día, llegaron a una enorme cordillera, donde él dijo que dentro de ella se encontraba su hogar, La Torre. Atravesaron el valle de los lobos y llegaron a una enorme torre, la cual al llegar, el maestro abrió las puertas al recitar unas palabras y la dijo a ella: “Bienvenida a la escuela de magia La Torre”.
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